domingo, 26 de mayo de 2013

Ser el cambio

Podemos escuchar en muchas personas, sobre todo de edad avanzada, hablar de cómo ha cambiado la vida, señalando muchas veces el camino negativo que se ha tomado.

Antes las sociedades eran diferentes. Las personas se conocían, las relaciones sociales eran mayores, tanto en la familia como con personas del ámbito extra-familiar. Frente a esta visión se sitúan las sociedades modernas, caracterizadas por el individualismo. Entonces, ¿hemos pasado de sociedades a individuos? ¿Hemos dejado atrás el bienestar común para dar paso a un bienestar individual? Muchas personas contestarían a ambas preguntas con un rotundo sí y no sería tan criticable. Tenemos ejemplos clave como la Revolución Francesa, el Levantamiento de los madrileños del 2 de mayo, y otros muchos ejemplos de fuerza común, de sociedades unidas con un mismo objetivo a conseguir, siendo muchas veces alcanzado por un todos, por un nosotros, y no por un tú o yo. A día de hoy podemos observar como, por ejemplo, el movimiento del 15M ha quedado para muchos en el olvido y como, para otros, ni siquiera existió. ¿Nos estamos convirtiendo en un simple yo? Es triste ver que esto puede ser cierto y que por ello estamos perdiendo muchas de las cosas que nuestros antepasados consiguieron con su esfuerzo y su lucha.

Hoy en día solo importa tener un trabajo, una casa, una vida normal. Pero nos olvidamos de lo importante, del bienestar social, común, de todos y para todos. Si esta idea tomase un cambio en la mentalidad de muchas personalidades que se encargan de este bienestar la situación cambiaria. Ayer vi el nombre de una película que perfectamente podría utilizarse para describir nuestra sociedad actual: Nadie conoce a nadie. Y es que es cierto, apenas conoces al círculo que te rodea pero los demás no importan. Muchas personas se preguntan por qué estudio trabajo social y mi respuesta es, porque si no, ¿quién lo hace?, es decir, ¿quién se ocupa de eso que nadie quiere hacer, de esas personas que nadie quiere ver? Nos estamos volviendo cada vez más fríos y distantes, dando escasa importancia al dolor de los demás.


No sabría decir qué fue primero, si una sociedad desinvolucrada o unos individuos desesperanzados y vacíos. Aún no sabemos dónde está la solución, muchas personas ofrecen un cambio pero no son escuchadas, el interés es otro. No sé si sólo soy yo la que tiene miedo de encontrarse en una sociedad más individualista aun o si por el contrario existen más personas que comparten esta idea y esperan que de nuevo se produzca una revolución social que nos permita salir de esta espiral de absurdo e inútil vacío. Siempre ha resultado muy fácil quejarse de la situación pero no hacer nada al respecto, idea a la que Gandhi respondía con su frase “Sé el cambio que tú quieres ver en el mundo” (Be the change that you want to see in the world), algo que si fuese llevado a cabo por, aunque fuese un número pequeño de la sociedad, podría llevarnos a alcanzar grandes cosas, dejando de lado nuestra preocupación por el yo e intentando trabajar por ese cambio que todos esperamos.

Carmen Diego Seller

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