domingo, 26 de mayo de 2013

El miedo como ejemplo de la relación sociedad-individuo

Hay conductas colectivas, como el hecho de taparse los ojos por miedo en el mismo momento, que son reconocidas como conductas en masa. Se entiende como una manifestación del miedo, pánico, de una fuga de la colectividad… en el que se acentúa la acción “sin actores” como una suma accidental de individuos (Le Bon y Tarde), para los que los motivos que surgen de esa interacción son producto de una “muchedumbre irracional”. 

Si observamos esta idea podríamos entender el hecho de que sería la sociedad la que extendería el miedo entre los individuos, pero, mi pregunta es: ¿no nace el miedo primeramente de un individuo? Es decir, todos sabemos que el fuego nos quema si lo tocamos y de esa forma nos hace daño porque hubo un primer individuo que se quemó al hacerlo, empezando así ese miedo a ser quemados.

El miedo es una de las conductas colectivas (o conductas en masa) más conocidos y comprobados. Para ver su fuerza no tendríamos más que echar a correr una o dos personas con miedo en el rostro para que seguidamente algunas otras personas mirasen al lugar observado por los que huyen y, muy probablemente, intentasen correr después.

Pero esto sigue sin responder a nuestra pregunta porque, ¿es verdad que un simple individuo puede generar miedo en toda una sociedad? Podríamos decir que sí, si observamos situaciones extremas como dictaduras, en las que una sola persona lleva el mando de la sociedad y con él llena de miedo a sus ciudadanos. Pero bien es cierto que esa persona no trabaja sola, entonces este hecho no sería del todo cierto, ya que se tiene miedo no solo al gobernante, sino a los que a él le siguen y a los que por el trabajan. 

Otra pregunta que podríamos hacer sería: ¿influyen los demás en un individuo o es el propio individuo el que se encamina hacia lo que hacen los demás? No sería ninguna locura afirmar esto en algunos casos ya que, como todos podemos observar tanto en la vida propia como en la de los otros, hay múltiples aspectos en los que nuestro deseo es encaminarnos hacia lo que hacen los demás  compartir con ellos algún aspecto. esto, desde mi punto de vista, nos encaminaría otra vez hacia la inevitable unión sociedad-individuo, por la que ambos se necesitan y de la que ambos se alimentan. Y en este caso, el miedo sería un simple ejemplo que podría probar esta idea.


En resumen, creo que en el miedo, como en otras muchas conductas, la sociedad toma un papel importante influyendo en el individuo. Un conjunto de individuos siente ese sentimiento y, de una manera u otra, se lo transmite a otros individuos, generándose así una conducta social. El miedo sería un ejemplo como otros muchos que pudiésemos redactar, pero es una pena que éste sea un caso tan fácil de aplicar a las sociedades y el bienestar no, teniendo este que ser promovido por unos pocos y seguido por otros pocos, encontrándonos en un camino hacia el bienestar que transcurre lento, esperando la sociedad una ayuda extra que le haga ir más rápido en ese camino.

Carmen Diego Seller

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